Ni nihilismo

Nudo dolente (1908), Amedeo Modigliani

Perderse en un Modigliani como él mismo se perdió. En la fuerza de la debilidad de un trazo atormentado gritar en un momento incontrolable de afinidad con el sentimiento de desgarro que él experimentaba. Malditos sean para siempre los escritores malditos, al Conde de Lautréamont le hubiera encantado saber que Modigliani lo leía. Tener un mundo y verlo escaparse corriendo ante el propio desdén. Abrazarse a la nada por un tiempo. Después ni eso. Ni lenguaje que pueda dar una gota de información sobre lo que queda.








The red head (1915), Amedeo Modigliani

...transcribo un fragmento de Los Cantos de Maldoror:

En sólo unas líneas estableceré que Maldoror fue bueno durante los primeros años de su vida y vivió di­choso; dicho está Luego se apercibió de que hábia na­cido perverso: ¡ fatalidad extraordinaria! Ocultó su ca­rácter como pudo, durante un gran número de años, pero al final, a causa de esa reconcentración que no le era natural, cada día la sangre le subía a la cabeza, hasta que no pudiendo soportar más semejante vida, se arrojó resueltamente por la senda del mal... ¡atmós­fera dulce! ¿Quién lo hubiera dicho? Cuando besaba a un niño de rostro rosado hubiera querido rebañarle las mejillas como con una navaja, y muy a menudo lo hu­biera hecho, si la Justicia, con su largo cortejo de cas­tigos, no lo hubiera impedido cada vez. No era menti­roso, confesaba la verdad, y se decía cruel. Humanos, ¿habéis oído? ¡ Se atreve a repetirlo con esta pluma que tiembla! Asi, pues, existe un poder más fuerte que la voluntad... ¡Maldición! ¿Querría la piedra sustraerse a las leyes dela gravedad? Imposible. Imposible, si el mal quisiera conjugarse con el bien. Es lo que yo decía más arriba.

Aquí hay quienes escriben para conseguir los aplausos de los hombres, por medio de nobles cualidades del co­razón que la imaginación inventa o que ellos puedan te­ner. ¡ Yo hago servir mi genio para pintar las delicias de la crueldad! Delicias no pasajeras ni artificiales, si­no que, al comenzar con el hombre, terminarán con él. ¿No puede el genio aliarse con la crueldad en las resoluciones secretas de la Providencia? ¿O porque se sea cruel se tiene que carecer de genio? La prueba se verá en mis palabras; vosotros sólo tenéis que escuchar­me, si queréis... Perdón, me pareció que los cabellos se me habían erizado, pero no es nada, pues con mi mano he conseguido colocarlos fácilmente en su pri­mera posición. El que canta no pretende que sus cava­tinas sean algo desconocido, al contrario, se satisface de que los pensamientos altivos y perversos de su hé­roe estén en todos los hombres'.

PD: gracias a Marian por hacerme conocer a Modigliani.
PD2: link con muchos cuadros e información.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Malditos sean por siempre los escritores malditos, y malditos seamos los que aún nos sumergimos en sus páginas henchidas de desenfreno, alcohol, rabia y sangre.

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