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Study for a Portrait - After the life mask of William Blake (1955), Francis Bacon

Nunca vamos a poder repetir un perfil en dos momentos en el tiempo, por definición diferentes. Yo no tengo el problema de Bacon, que se basa en testimonios ajenos sobre alguien que todavía no sabemos cómo pudo haber existido, yo pude tocarte varios costados. Esa imagen nítida en los dedos no me deja seguir escribiendo, para no aplastarte contra las teclas.

4 comentarios:

Matías dijo...

de por si la imagen me parece genial, y encima ese remate de apretarte contra las teclas, brillante...

franco dijo...

Creo que pensamos poco sobre la memoria del tacto, como si la esquiváramos por algo, tal vez por dolorosa. Creo que a mí me duele más que la de la vista, sobre todo ahora.

Matías dijo...

claro, es entendible, una caricia es mil veces mas poderosa que una mirada...

Anónimo dijo...

Lo de Bacon no es oscuridad, ni mucho menos el grito que todos creemos ver.

Lo de Bacon son los fantasmas que expulsa de los personajes encarcelados en sus pinturas. Se divierte en torturar lo que parece esquivo.

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