En el Adriàtico. La laguna de Venecia (1826), Richard Parkes Bonington
En el borde de toda la desolación posible, sobrevive un barquero, uno que sobre palos flotadores masacra peces (yo los dibujo en el margen de la hoja, y hasta adentro de la hoja y sueño con peces muertos). Toda nube es un campo de ejecicio de la proyección, siempre que se pueda llegar a ellas, siempre que se conserve control sobre el cuello que, ay, no recibe besos. En el agua se puede escapar. Allá voy.
Pre caos
Hace 14 horas