Díptico (dos almas)

La leçon difficule (1884), William Bouguereau

Y también fuiste una nena, no solamente ahora que me veo infante frente a tu respiración.
















Mi (1929), Francis Picabia

No sé si me pongo loco o si solamente hay palabras que se pierden, otras que se acoplan, se mezclan, gramáticas que no articulan, o qué, pero también aparecen obras que agarro entre mi memoria porque son ilustraciones de imágenes que nunca pude tener, una representación encima de la otra, gritando como yo: Quiero que nos mirarnos.

EDIT: La superposición de imágenes, tan contraria a la pureza esperada de antemano, ¿no es la mayor claridad posible? Ser otro con Rimbaud, ser un drama en gente con Pessoa, ver morir todas las mentes del aullido de Ginsberg o madrecer con la madre que le buscaría novia entre los odios del día a Juan Gelman... tal vez sea todo lo mismo, una alegoría del amor, de Bronzino al final, donde las máscaras están a la vista y el pájaro queda bajo el pie del cuerpo que toma un seno bajo el manto del tiempo.

4 comentarios:

V a v o dijo...

No puedo dejar de mirarla, experimento el miedo al desvanecimiento, si dejo de mirarla ella o yo desapareceremos, ¿es esa la lección?

franco dijo...

Y, no sé... a mí me pasó algo parecido. Lo peor del cuadro es que esa nena en carne y hueso es más irresistible. ¡Y no sabés cómo besa!

V a v o dijo...

Ciertamente no sé! pero imagino que besará casi como el otro cuadro. En perpetua superpocisión de imagenes y/o sensaciones todas bellas tanto en conjunto como por separado. Un reto a la sinergia. Pero ya son puras conjeturas. Un abrazo.

franco dijo...

Juraría que sí sabés jajaja

Publicar un comentario