El espanto jugó su carta y las aguas se agitaron. Quedó un silencio de bocas abiertas, impotencia activa delineándose los ojos sobre el lienzo buscando una mirada estética que revele cómo ver todo lo que pasa. El único recurso disponible es el garrote que, ondeándose, será la ansiada declaración de guerra.
Ilusionismos
Hace 57 minutos
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