Indolentes

¡Qué pico de oro! (1799) (53 de la serie Caprichos), Francisco de Goya

La lechuza de la filosofía se ha convertido en un loro insignificante al que las almas en pena escuchan boquiabiertos como pescados embalsamados. Va camino a desmoronarse sin que nadie deje de rezar y colabore para proteger al monstruo. La sagacidad agoniza dentro del rostro despreciable que ha asumido. Va directo a la tierra y no-paran-de-rezar.

Bandera negra

Der Soldat (1914), Christian Rohlfs

El espanto jugó su carta y las aguas se agitaron. Quedó un silencio de bocas abiertas, impotencia activa delineándose los ojos sobre el lienzo buscando una mirada estética que revele cómo ver todo lo que pasa. El único recurso disponible es el garrote que, ondeándose, será la ansiada declaración de guerra.