Para mí

Lady in Interior, Francisco Miralles

Me quedo con toda la empatía para mí, guardada en el ruido que hacen mis manos cuando me aplasto los dedos. Mi silla te da la espalda porque no quisiera verte en mi lugar.

Colaboraciones

Double bass, triple head (1995), Gil Mayers

¿Son tres nada más los que te tocan el cuerpo y le roban sonidos con los dedos? Pese a que te ofertes como materialización de la soledad, a veces parece que fueran tantos...

Dudas

Orphan cemetery (1824), Eugéne Delacroix

No sé ni por qué veo que se te parece ni si pondrías esa cara ante algo en el mundo.

Ahí están

Grape and melon eaters (1650), Bartolomé Esteban Murillo

Tengo dos nenes compartiendo comida adentro. Uno se alimenta de un recuerdo, el otro de no querer repetirlo. Juegan en los pies de mi nuca y se bañan del sudor cuando escapo corriendo a otra empresa imposible. Saltan y saltan de costilla en costilla. Se tiran piedras uno desde cada sien cuando me acomodo el pelo atrás de la oreja. Uno mataría al otro, pero, bonitos, se necesitan. El que te extraña llora ante el que te quiere matar y el que no quiere ir preso busca excusas ante el primero. Los mendigos comparten algo que hace que se entiendan.

Retratos

Famille de la laitière (1640), Louis Le Nain

Sigo atrás de la bestia, con toda mi familia de monstruos. Está la señora que me visita cuando el auto no está roto; está el señor que me presenta alcoholes y juega conmigo en los bares; está la parte de mi hermandad que siento, la femenina; está la parte de la hermandad que solamente consiste en simpáticos infantes que deambulan mirándome como locos, la masculina; ¡está mi perrito!. En algún lugar apareceré, si todo sale bien.

La orilla de tocarte

Paisaje con la caída de Ícaro (1554-55), Pieter Brueghel el Viejo

Ícaro se acercó demasiado a la verdad, dejemos eso de lado. Yo quiero sembrar sobre los surcos que fabriquemos con otra bestia, sobre los tajos que hagamos sobre una Tierra que no sangra, sobre la cama que no se ocupa. No hay viento que se lleve lo que no hay.

Pequeño manifiesto de la lejanía

Lakota Shirt Wearer, Frank Howell

Mi pueblo originario es una estufa a leña, apagada; mi almohada, la ceniza sobre la que apoyo la cabeza antes de que se desintegre. Tus plumas se acercan cuando se alejan, de otra forma, reinaría el misterio. Díganle crecer a lo que se les antoje, yo no sé vivir si no es de fantasías.

Desfasaje

Cow and Fiddle (1913), Kazimir Malevich

Pensaba que podrías sonar para mí, y gastarte la música en una noche, pero la verdad es que te despertaste demasiado lejos de donde yo dormí.

Tarde

Hera (1929), Francis Picabia

Tus cara tu caras ay. ¿Hasta cuándo estarás en ese lugar que desconozco? Sobre todo, eso... hasta cuándo. Entonces, hablando del tiempo, perdiendo las uñas en un ataque de nervios aplastando el pecho, viene el dilema: si la mato, tengo veinte, veinticinco años de cárcel, y si no la mato, no sé la cantidad. Prácticamente me arriesgaría.

Clap your hands say yeah

The clown (1907), Georges Rouault

Cualquiera de ustedes bien podría, sepan, destrozar mi tráquea de un aplauso mal dado. Baste con que festejen ciertas cosas, y todo mi cuello se vuelve una cascada. Creo que en ese momento podría ver el aire, justo cuando deja de estarse adentro mío. Que falte quien debería estar es algo que pone tembloroso al destino, ese viejo descuidado que ya no sabe a quién pedir que lo socorra.

Tan

Mobili nella valle (1927), Giorgio de Chirico

Ocupamos lugares terribles. Bajo el cielo todo tiene al cielo por techo, tal vez en eso sea siempre igual lo que hay con el sol encima. Ninguno en el lugar más cómodo. Ninguno ahí en el espejo que compramos.

Ve a dormir, se te hace tarde

Les beaux jours (1944), Balthus

...regalito por la "clase"

Albañil curioso, construyo el fuego. Podría hacer tantas cosas con tus cenizas... una alfombra, unas huellas, un colchón sobre el piso, o cualquier cosa abajo, siempre abajo de mi cuerpo.

Le dicen tiempo en contra

Avigdor Arikha

Cada noche en la que espero que algo pase sin que finalmente pase cumplo un millón de años, tanto hacia adelante como hacia atrás, sin todavía sentirme muy contemporáneo a nada.

Precios, chau, me tiro

Interior in Paddington (1951), Lucian Freud

Ropa anticuada, lentes y un cigarrillo para asustarse ante una planta al entrar a un edificio que a nadie le dolería dejar. Mirá a través del reloj, sentí doce números manejándome como les gusta, esquivando el balcón. Y mi cara...













Lucian Freud

Mi cara termina con todos sus ojos puestos, verdes y sin manchas, atrás de una planta que me va borrando el cuerpo y, al parecer, el artista que pinta éstas cosas es uno de las personas que más cobra o mejor le pagan por lo que hace.

Héme

El enemigo del arco iris (1952), de George Grosz

Desde un color atacar a todos los demás. Más que enemigo del arcoiris, pongámosle filósofo en plan de expansión. Pelado y con un tipo caído atrás. ¡Es Foucault declarando la muerte del sujeto!
Y pensar que yo quiero empezar con las acuarelas...

Bestias

Strong in love (1991), Robert Longo

Qué bien que me cayó eso. Apenas lo vi se lo reenvié a dos personas. Hay algo impresionantemente andrógino ahí. Cada boca besante tiene atrás un lobo que está en la posicón que le corresponde a su par. Cada uno es los dos. Valga la reminiscencia esteparia ahí. Me encantaría leer muchos comentarios salidos de esta obra, mucho más que decir algo.

Se te cae

Raoul Dufy

¿Qué estarás mirando como para poner las manos así y que la puerta tenga una perspectiva tan rara al lado de tu vestido, con los ojos incrustados en la cara y las líneas de fondo como una aureola gigante, siendo tan distinta a un santo?

No queremos que nuestra película sea realista, la queremos hermosa

Nude with Patterned Panel, (1965) Jack Beal

¿Sabés qué es bien curioso y llamativo? No puedo proyectarte en ninguna obra. De lejos te imagino un poco mezclada entre cosas y por escasísimos ratos, y después ni se me ocurriría que pudieras ser vos ahí.

PD: en la sección "paintings" de éste link pueden encontrar muchas obras de Beal, sumamente interesante, y, de paso, está vivo, lo cual no es un dato menor.

PD: me encantaría que todos leyéramos inglés y me siento bastante hijo de puta al linkear ésto, pero esa letra es algo que me vuelve loco. Si alguien está interesado en que le intente traducir las partes que más me gustaron, no dude en que voy a responder a su pedido.

Sombra al frente

Un dimanche après-midi à l'Île de la Grande Jatte (1884-1886), Georges Pierre Seurat

No sé qué cuestión psicológica me hará sospechar que en esa tarde de domingo pintada durante dos años por Seurat hay mucha gente, pero que está totalmente desconectada. Como si fuera demasiados para poderse elegir, como si estuvieran esperando ridículamente la aparición de alguien mejor, amparados en lo numérico que les dicta que si hay más personas, hay que esperar más hasta decidir con quién relacionarse. Calculadores solos...

El abrazo

The mermaid (1910), Howard Pyle

Es entonces que Klimt fue de vacaciones al mar para encontrarse que Eros y Tánatos seguían juntos, pidiendo que los pinten, y que me des un abrazo así.

Intuición: yo me acuerdo más

Lady in bed, József Rippl-Rónai

Los contornos están para eso, para poner freno a la dispersión sin freno, para que mi mano no sea parte tuya o que adentro de mi boca no entre ninguna parte de tus piernas; para que tengas que acercarte si querés decirme algo o para que desaparezca en el intento porque se me cae un brazo cuando me destapo de tu historia; para que mi cara, lo único sin contorno, sea justamente lo único que no quieras ver.

EDIT: En un artículo leí que el gran artista de merdre Alfred Jarry dijo que "El agua es un líquido tan, pero tan impuro que una sola gota basta para enturbiar la absenta". Pero eso no dice nada de la sed, ni de la soledad con la que la cama acomoda sus sábanas, ni tantos otros asuntos. Pero me gusta el agua aún así.

Mirá los ojos

Self-portrait with arm twisted above head (1910), Egon Schiele

Tu dolor es tan claro como la nitidez del sobaco que se acerca a la boca sin mayores precauciones morales. Queda claro que me importan poco muchas cosas. ¿Podés entender que algo sea de esa manera? Schiele recibiendo clases de Klimt y a vos no te enseñan cosas más fáciles. (la ausencia de "las" antes de "cosas" es opcional)
Es fácil entender que alguien camine erguido...
¿Sí? ¿Aunque las costillas se quieran ir a otra casa?

Inmortalizamos el torso desnudo y del resto del cuerpo no decimos nada. ¿Rilke o Hölderlin decían algo como que al artista sí le alcanza con el busto para ver toda la obra?

EDIT: Como dijo el siempre brillante Lichtenberg:
"Eso cuyos ojos y orejas no están al alcance de nuestra vista, y cuya nariz y cabeza casi no vemos, es nuestro cuerpo."

Parecidos

Haying at Mezy (1891), Berthe Morisot

Ya lo dijiste, te gustaba agacharte con el sombrero puesto cuando estabas cerca de alguien, para que te ofreciera levantarlo, con todos los colores del mundo abajo de tu sombra o de noche, era lo de menos.

Plantado

William James Glackens

La mayoría de los árboles hace una concesión al viento: pierden sus hojas para que el aire acelerado pase con más facilidad. Nada más acartonado.
Mi idea es que vos no te sacás la ropa para mí.

Analogía

Ben Shahn

Es todo lo mismo. Inventá un color cálido donde no lo hay, no me molesta. Quitale una dimensión a las manos, perfecto, últimamente no tengo relación con la tercera. ¿Cuál es la diferencia entre un mensaje en un lenguaje del cual desconozco incluso la grafía y el juego de los cuerpos que cada vez desconozco más?

Ah, ¿sí?

Haus im Tissen, Christian Rohlfs

No se sabía nada del hogar, viajar para siempre no tenía techo, el espacio en blanco adornaba tanto una pared como una madrugada o un desierto recién nacido en plena memoria o cuando el árbol dejaba caer las hojas o las hojas dejaban de pesar en las ramas del árbol que se venía viejo y agradecía. Yo no puedo descansar como quisiera, no tengo dónde. Decir "en", ¿no es una maravilla?


PD: fijaos, humanos interesados, que los links son dos: uno para el texto y otro para Néstor leyendo él mismo.

Arreglos

Andrew Wyeth

el cielo sin saber qué hacer
volando sobre el mar
picoteado por las lanzas sobre las que cuelga una red
específicamente tallada para contener los sueños
¿decía "los sueños escapan de sus soñadores" aquel libro
de ursula k. le guin,
o el pescador vio que cuando se rompía iban a escaparse
y cosió donde hizo falta
y lo va a hacer siempre?
¿no hay pájaros?




PD: no tengo info del cuadro

No se puede hacer más que vallejar

The Mad Woman/La folle (1919), Chaïm Soutine

Así entre triste y payaso, con un codo escondido en la palma de una mano escondida en una mano que sobresale al rojo que esconde el cuerpo que viste su cabeza de verde, me he sentado a caminar. El gesto es la máxima aspiración, y atrás del gesto no hay nada. Mover un puñado de músculos de la cara sin antecedente y sin que provoquen más que una respuesta en alguien, si es que. Así se pudren las nubes y llega la fecha de vencimiento del sol en este mercado en el que aunque haya más de seis mil millones de repositores, ninguno tiene contrato a largo plazo.

EDIT: (fragmento)
Una oscura mujer (Loredana)
me persigue en esta pulida ciudad sucia.
Sus piernas me asombran y dan miedo.
Su monte bajo es una rodilla violenta

curva de ola, hendida roca marina, flotante
y movediza. No es parte del cuerpo
fijo. A veces está y otras veces no,
a veces descorazona y me enfría el alma

Bajo las cejas, sus ojos son torneada pierna,
y quisiera poder usar la palabra "nardo"
al hablar de ella. No sé si puedo
escapar o quedar quieto, palpitando

de temor animal. Veo el futuro y la malicia
como los ciegos, en un mundo del mañana
sin aire y sin voz, solamente con imágenes.
Eso descorazona y siempre enfría el alma.

(Osías Stutman) (dice haberlo escrito inspirado por el Palazzo Farnese en Caprarola, vaya uno a saber...)

Iguales

Artur Manuel Rodrigues do Cruzeiro Seixas

Fijate bien que la pared no está más rota que el cuerpo que se arrastra por la pared. Mis ganas de comerte, aunque algo deformadas, se ven ahí atrás del plato gigante sobre el que te comería al pie de una montaña al mar de una orilla con el cielo así o con otro, o sea mientras afuera resplandece la ciudad/o llueve y hace frío.













PD: del cuadro no sé nada. Bajé un archivo con muchos cuadros, y no son muchos los que traen información.

Ni nihilismo

Nudo dolente (1908), Amedeo Modigliani

Perderse en un Modigliani como él mismo se perdió. En la fuerza de la debilidad de un trazo atormentado gritar en un momento incontrolable de afinidad con el sentimiento de desgarro que él experimentaba. Malditos sean para siempre los escritores malditos, al Conde de Lautréamont le hubiera encantado saber que Modigliani lo leía. Tener un mundo y verlo escaparse corriendo ante el propio desdén. Abrazarse a la nada por un tiempo. Después ni eso. Ni lenguaje que pueda dar una gota de información sobre lo que queda.








The red head (1915), Amedeo Modigliani

...transcribo un fragmento de Los Cantos de Maldoror:

En sólo unas líneas estableceré que Maldoror fue bueno durante los primeros años de su vida y vivió di­choso; dicho está Luego se apercibió de que hábia na­cido perverso: ¡ fatalidad extraordinaria! Ocultó su ca­rácter como pudo, durante un gran número de años, pero al final, a causa de esa reconcentración que no le era natural, cada día la sangre le subía a la cabeza, hasta que no pudiendo soportar más semejante vida, se arrojó resueltamente por la senda del mal... ¡atmós­fera dulce! ¿Quién lo hubiera dicho? Cuando besaba a un niño de rostro rosado hubiera querido rebañarle las mejillas como con una navaja, y muy a menudo lo hu­biera hecho, si la Justicia, con su largo cortejo de cas­tigos, no lo hubiera impedido cada vez. No era menti­roso, confesaba la verdad, y se decía cruel. Humanos, ¿habéis oído? ¡ Se atreve a repetirlo con esta pluma que tiembla! Asi, pues, existe un poder más fuerte que la voluntad... ¡Maldición! ¿Querría la piedra sustraerse a las leyes dela gravedad? Imposible. Imposible, si el mal quisiera conjugarse con el bien. Es lo que yo decía más arriba.

Aquí hay quienes escriben para conseguir los aplausos de los hombres, por medio de nobles cualidades del co­razón que la imaginación inventa o que ellos puedan te­ner. ¡ Yo hago servir mi genio para pintar las delicias de la crueldad! Delicias no pasajeras ni artificiales, si­no que, al comenzar con el hombre, terminarán con él. ¿No puede el genio aliarse con la crueldad en las resoluciones secretas de la Providencia? ¿O porque se sea cruel se tiene que carecer de genio? La prueba se verá en mis palabras; vosotros sólo tenéis que escuchar­me, si queréis... Perdón, me pareció que los cabellos se me habían erizado, pero no es nada, pues con mi mano he conseguido colocarlos fácilmente en su pri­mera posición. El que canta no pretende que sus cava­tinas sean algo desconocido, al contrario, se satisface de que los pensamientos altivos y perversos de su hé­roe estén en todos los hombres'.

PD: gracias a Marian por hacerme conocer a Modigliani.
PD2: link con muchos cuadros e información.

On the road

Lordship Lane Station (1871), Camille Pissarro

...al Mati
Pienso con Cioran en la sangre hoy: Ser el humo que llora una locomotora por no poder salir del camino de metal que le fabricaron o por tener que transportar a tantos indeseables adentro suyo... estremecerse de ganas de olvidar cómo se debe mover los brazos, las piernas y la vida, de ganas de olvidarse justamente de la técnica del nado, precisamente diez minutos antes del gran diluvio.

Sin recurrencias

Concerto comparte, Valentín de Zubiaurre

Recurrencia del rojo. Ahora es fuego, destrucción; alguna clase de muerte, sin duda. Son el acordeón, las panderetas y esas caras de Hasta acá llegamos lo que canta, lo que pinta las nubes. Es el incendio de toda tranquilidad, es la ofensa que plantea el blanco de la ropa ante tanta sangre. Es querer morir y no saber de qué color. Es no poder ir más lejos. Es el jarrón vacío de la esquina izquierda. Es el bastón que ya se quiebra o se quema, da lo mismo. Son las trenzas para ahorcarse. Es una escena de muertos.

EDIT: -Es verdad que te has vuelto loco, Ferdinand? -me pregunta ella un jueves.
-¡Lo estoy! -confesé.
-¿Y aquí van a cuidarte?
-El miedo no puede cuidarse, Lola.
-¿Tanto miedo tienes?
-Más todavía, Lola; tanto miedo, fíjate, que si algún día me muero de muerte natural, dentro de muchos años, no quiero que me incineren. Quiero que me dejen pudrir en tierra, en el cementerio, tranquilamente; allí, pronto a resucitar, tal vez... ¿Quién sabe? Mientras que si me redujeran a cenizas, Lola, comprende, todo habría terminado, terminado por completo... Un esqueleto, a pesar de todo, aún se parece un poco al hombre... tiene más posibilidades de revivir que las cenizas... Las cenizas es el final... ¿Qué te parece?... Así, pues, la guerra...
-¡Oh! ¡Eres un cobarde, Ferdinand! ¡Eres repugnante como una rata!...
-Sí, cobarde del todo, Lola; rechazo la guerra y cuanto implica. No la deploro... No me resigno, yo... No lloriqueo sobre ella, yo... La rechazo sin más, con todos los hombres que contiene; no quiero nada con ellos, con ella. Aunque ellos fueran novecientos noventa y cinco millones y yo estuviera solo, ellos son los equivocados, yo quien tiene razón, porque soy el único que sabe lo que quiere: yo no quiero morir.
-¡Pero es imposible rechazar la guerra, Ferdinand! Únicamente los locos y los cobardes rechazan la guerra cuando la patria está en peligro...
-¡Entonces vivan los locos y los cobardes! O mejor: ¡sobrevivan los locos y los cobardes! ¿Te acuerdas, Lola, por ejemplo, de un solo nombre de los soldados que murieron en la guerra de los Cien Años?... ¿Has tratado de conocer a uno solo de esos nombres? ¿A que no? ¿Nunca has indagado? Te resultan tan anónimos, indiferentes y más desconocidos que el último átomo de este pisapapeles que tenemos frente a nosotros, que tu caca matinal... ¡Ya ves que murieron por nada, Lola! ¡Por absolutamente nada, esos cretinos! ¡Te lo aseguro! ¡Pruebas cantan! Sólo cuenta la vida. Dentro de diez mil años te apuesto a que esta guerra, por muy importante que nos parezca en este momento, estará por completo olvidada... Apenas si una docena de eruditos se engrescarán todavía, aquí y allá, en la ocasión y a propósito de las fechas de las principales hecatombes con que fue ilustrada... Es todo cuanto los hombres han logrado, hasta el momento, encontrar de memorable a propósito de unos y otros, a algunos siglos, a algunos años e incluso a algunas horas de distancia... No creo en el porvenir, Lola...
En cuanto descubrió hasta qué punto fanfarroneaba de mi vergonzoso estado, dejó de compadecerme... Me juzgó definitivamente despreciable.
Decidió dejarme en seguida. Era demasiado. Aquella noche, al acompañarla hasta el portillo de nuestro hospital, no me besó.
Decididamente le era imposible admitir que un condenado a muerte no tuviera al mismo tiempo la vocación.

(Louis-Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche)

Más confesiones

Beata Beatrix (1864-70), Dante Gabriel Rossetti

El pájaro sagrado rojo no embaraza marías. Es la sangre que te pinta el pelo (a veces), el gesto (para mí) los labios y la ropa (opcionales). En la aureola dice lo que quiero, y algo indica que sabés leerlo. Dice 'qué bronca, justo hoy', y más; 'dos personas se miran atrás, pero me gusta tu cara'. Da pena ver al pájaro tan cerca del piso inventando el reloj de sol y las caras de dos personas que no me importan (una tuya, ¿y la otra?), en las alas no hay movimiento. Seguro termina mal.









Self Portrait (1947), Dante Gabriel Rossetti

Tener el ego suficiente para retratarse así, para aparecer así reflejado en tus ojos, la verdad... me gustaría bastante.

Íntimo (Klimt es mío)

Danae (1907), Gustav Klimt

Había en el mundo algo que proteger: el sexo. ¿Y el resto del cuerpo? ¿No será que el pelo así, esa cara, la forma de la mano o pezón saludando son una forma de hacer lo contrario? Si esa tela del costado no está sobre el cuerpo, ¿no podríamos concluir con bastante rigor que su finalidad es hacer explícita la invitación? Si yo fuera Wang-Fo no me moriría de ganas de entrar en la pintura, entraría.

No te caigas

Visita inesperada (1959), Remedios Varo

Un gato de fuego calienta tu pasado, lugar dejado atrás que se pone adelante, te aplasta y al que nunca podés pisarle los talones. Tu casa, o las grietas de tu casa, te dan una mano mientras alguien te mira mientras la sangre empieza a sobrepoblarle las sienes mientras hay huecos en las paredes para entrar a vos, no puertas, mientras comés sobre un agujero duro, durísimo, mirando unos bichos más o menos invisibles, mientras, mientras, mientras...

Con un alfiler

Air castles (1904), Maxfield Parrish

Desaparición inminente: como el mundo siendo devorado por el cielo en cada horizonte, en cada horizonte. ¿Cantar? No, un pincel en la mano para escribir con más arte. ¿Desesperarse? Claro que si: él es el resultado de que las burbujas de jabón soplaran, y está pronto a romperse. ¿Cuándo? Me contó que espera tener el tiempo suficiente como para sacarse toda la ropa, y ya casi termina. ¿Rumbo incierto? Sí. Esa certeza es la que apila ladrillos y ya casi termina de levantar un castillo, y no es de papel, pero también se rompe.

¿Manantial?

A Woman Reading (1872), Claude-Oscar Monet

¿Quién dijo que los colores siempre estuvieron en el mundo? Nace el rosado de tu ropa, desde tu vestido, como un arroyo fracturándose las piernas en una caída repentina en medio de la montaña, aunque los pervertidos digan que se escapa violentamente de entre tus piernas.
El color rosado ya es un habitante más. Procuremos, por el bien de todos, no convertirlo en un civil, no cargarlo de obligaciones. Permitámosle todo, que transgreda tranquilo con nosotros mismos el no matarás, que mienta, que lujurie, que tome el nombre de Dios en cualquier momento, y todo lo demás.

Desalmarse

Steeple Rock, Kynance Cove, Lizard, Cornwall, Low Water (1873), Edward William Cooke

Ahí estaba él. Base de arena y agua, vientre para el musgo y lugar donde los rayos del sol conocerían hasta dónde llegaba su gran viaje.
Esa descripción, y, además, una pedazo de piedra sin alma, con la cual ningún escultor pudo hacer magia.
Era muy grande como para que no lo vieran, demasiado solo como para dejar de estarlo.

Tar danza

Four dancers (1899), Edgar Degas

...a María
¿Por qué pareciera que lo único definido son las figuras preparándose para la danza? Porque muchas de las cosas que habitan el mundo van a dejar caer su peso sobre quien quiera bailar, delineándole un contorno, marcando territorio, presionando para evitar a toda costa esa alegría. Hace más de un siglo que te estás vistiendo, Mary, ¿sabés que quiero que puedas, y que te vaya bien, y hasta poder verte? Resulta que no puedo desaparecer acá y aparecer abrazado a vos cuando no te des cuenta. O no resulta, y todo es un invento. Y nunca te conocí.

EDIT: Esos momentos de angustia en los que Heráclito y su todavía cosmos con armonías invisibles más fuertes que las visibles parece la cima de la ingenuidad. Armonía inventada, Heráclito, inventada. Consuelo. Las bailarinas, pese a todo, siguen preciosas. Sienten como si no sintieran.

Sin ser rubio

Un bebé en un barril de agua, Benito Rebolledo Correa

Eso soy, algo que apenas tiene forma y tal vez ni sepa vestirse sin ayuda, subido a una silla de letras, tratando de beber de algo que es más alto que yo.

¿Tabaquería?

Moulin de la galette (1889), Henry de Toulouse-Lautrec

Tranquilamente podría ser la Tabaquería de Pessoa, aunque nunca la imaginé tan poblada. Te miro la espalda -¿cibernética? ¿sos tres o cuatro millones más linda que la del cuadro?-, y nada. Sigo atrás de esa barrera. Otra me mira y está un poco verde. No me interesa comer las hostias de la mesa de al lado, son pura mierda de religión consagrada y eso no debería llamarle la atención a nadie a esta altura de la muerte. Mi sombrero es claramente más genial que el de los demás, pero no tengo bigote. Pulcramente afeitado, decreto que, en realidad, yo no era el del cuadro. Además, a mí me devolvés la mirada.

Personalidad de cascada (en dos actos)

Pape Moe - Mysterious Water (1893), Paul Gauguin

Eso. Verme en el agua como Narciso, pero en el agua cayendo. Ver mi imagen cayendo para fundirse en otro río. Llevar mi espejo a otro lugar para ver cómo cambio. ¿Para quitarme la tela blanca? No sé. Cuestión de tiempo. Si transporto poca agua, no me alcanza el tiempo para dejarla caer y desvestirme. O yo o vos.

Ó.

La otra es pensar en negativo. Despreciar mi imagen caída en el río y mutilarla arrancándole una parte en un frasco. Acarrearla con asco en un bolsillo -me busco otra ropa, ¿o creés que es posible que me desnude lo suficientemente cerca tuyo alguna vez?-, y finalmente dejarla caer, tirarla con desprecio y apreciar cómo se funde mi turbiedad en la tuya.

EDIT: Ante la posibilidad de la desaparición de la consideración de su persona entre los demás, paso previo al olvido de sí, comenzó a tirar agua desde el borde de un acantilado. Si se quería ver, tenía que asomarse al abismo, correr un riesgo. Ser Narciso, entonces, no era una tarea para un ególatra cualquiera.
El asunto de percibirse pasó al estatus de ritual, a un costado de la bienvenida de las estaciones y entre capa y capa de oración, iría a ver si todavía existía, ¿quién lo diría? Para la celebración necesitaba saberse ahí, aunque, cuando olvidaba controlar este asunto, el festejo se llevaba adelante sin ninguna modificación. Se preguntó ¿Qué es mi vida que aunque pueda no estar lo demás sigue? En un verano notó que no necesitaba todo ese ir y venir y verse al fondo de qué. Vivir era poder festejar.

Ni la estepa

New York movie (1939), Edward Hopper

Cincuenta años después de que este pintor norteamericano retratara ese momento, que probablemente ocurrió más veces que las que el sistema de producción en serie logró reproducir esta obra, nací yo. Leí un par de libros, y ahora te veo ahí adentro, dudando si entrar o no conmigo al teatro anarquista, sólo para locos, para el que hay que perder la razón.





Landscape (1902), Pierre-Auguste Renoir

Con el mismo trazo se nota lo que viene. Ni la casa, mi -nuestro- futuro, ni los/el obstáculo/s se ven con claridad. ¿Es todo lo mismo? ¿Son tan distintos los colores? ¿Desde afuera no se ve la puerta porque no puedo entrar a vos? ¿Puede él salir finalmente? Yo quería entenderme en una pintura, ¿valía la pena esconder todos los detalles que escondió, creo que voluntariamente, en su impresionismo? El riesgo del teatro o la incertidumbre de Renoir. No tengo nada más para ofrecer.

Sombra de cera y luz de huevo

La clairovoyance (1936), René Magritte

¿Cómo podría un artista no querer algo de esa clarividencia del pintor que, viendo el huevo, pinta el pájaro, sin siquiera mirar el lienzo mientras empuña el pincel? ¿Dice algo el hecho de que alrededor todo sea blanco? Alrededor del pájaro, que se está moviendo, creo que no hay nada. Me desespera no ver hoy tu pájaro volando.







The ignorant fairy (1957), René Magritte

¿Y si digo que yo soy el hada soy por eso travesti? Quiero prenderte una luz en el pecho y mi vela oscurece, y atrás hay una esfera perfecta, ya no un huevo del que predecir nada. Tiene ojos claros como vos, quien vendría a ser yo en el cuadro. ¿Sabía Magritte que veinte años después del clarividente haría éste otro? Pasó mi vida entre esos cuadros, mis veinte años miserables.

Interiores

Interior with a violin (1917-1918), Henri Matisse

La perspectiva realista que de la que se despide Matisse no es algo que se eche de menos. A mí me ofrece buscar mis propios puntos de fuga y todo eso. No importa.
En estos dos cuadros me centro en el detalle del violín y lo que se ve a través de la ventana. En el primer interior, hay un instrumento y un afuera que llama poquísimo la atención, frente al estuche abierto y sugerente -otro podría haber puesto una mujer desnuda, cuestión de sensibilidad por la abstracción musical o la carnalidad de la carne-. ¿Quién querría escapar de ese lugar, viendo que afuera no pareciera haber nada extraordinario? Pero pasa el tiempo y...





Interior with a violin case (1918-1919), Henry Matisse

Redecoró su interior -¿sólo del cuadro? ¿conoció el amor, el odio, la calma, desesperación, las telas?- con amarillos y rojos, el espejo es otro, y se llevó el violín al mar, tan tentador, al que entra pasando las cortinas -si yo tuviera que atravesar esa blancura colgada y anudada, diría que entro al mar y no a la habitación.
Ahora hace música para esos pájaros negros. A mí me gustaría cantarle a algún pájaro negro, pero me quedé en la obra anterior.