Es que el viento, cualquiera de ellos, palabras, engaños, escobas de recuerdos, o incluso la vajilla de esperanzas, puede llevarse hasta el color verde del cuadro de un amigo de Modigliani sin que podamos ofrecer una resistencia tangible, que cambie su rumbo significativamente. Una persona parada frente al viento lo único que gana es un puñado de turbulencia en su espalda, ya compensada un metro más atrás, imperceptible.
EDIT:
Soutine, llevado por el viento que se llevaba sus colores se convirtió en el viento. El ritmo de su creación crea tormentas en las que me veo envuelto, y a las que simbólicamente incorporo abrazándome a ellas mientras me mueven. Entonces la fusión: soy dueño porque soy parte de lo que puede destruirme.
2 comentarios:
Uno de mis poetasas, Manuel Scorza, en medio de un poema pasionario exclama: Contra el viento el poeta nada puede!.
Siempre queda el cobijo de la metáfora... y sentir que decir eso es una metáfora misma, la de la incapacidad de hacer frente a algunas cosas...
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